ORDENACIÓN SACERDOTAL DE JOSUÉ Y IGNACIO
El 25 de mayo, Juan Ignacio Jiménez Walker y Josué Enmanuel Mejia Sánchez recibieron la sagrada ordenación sacerdotal en la catedral basílica de San Bavón de Haarlem. A continuación reproducimos la traducción al español de la homilía de la ordenación sacerdotal.
Introducciòn
Excelencias, Mons. Andrés Gabriel Ferrada Moreira y Mons. Paul Tschang In-Nam, queridos familiares, amigos y hermanos de Juan Ignacio y Josué Enmanuel, hermanos y hermanas, os doy a todos la más cordial bienvenida. Hoy celebramos con gran alegría la ordenación sacerdotal de Ignacio y Josué, somos testigos de la gracia que Dios, en su bondad, concede hoy a la Iglesia, y rezamos para que estos dos ordenados sean sacerdotes, presbiteros santos y felices y entreguen con gozo su vida por Jesucristo y su Iglesia, el pueblo de Dios. Os deseo una buena y bendecida celebración.
HOMILÍA DE ORDENACIÓN SACERDOTAL
Para perdonar...
Hermanos y hermanas,
El Señor Jesucristo resucitado
envió a sus apóstoles
para perdonar los pecados.
Así os envía a vosotros, queridos ordenandos.
Este es el núcleo de nuestra misión
el perdón de los pecados;
este es nuestro deseo:
Que todas las personas puedan recibir
la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Este era el deseo del corazón de Jesús,
por el que murió y resucitó
y por el que vosotros os hacéis sacerdotes.
El fundamento
Antes de que Jesús envíe a sus discípulos
a perdonar los pecados
les da el Espíritu Santo.
La primera lectura también comenzaba
hablando del Espíritu de Dios.
Ese es el fundamento.
Es bueno recordarlo:
hagas lo que hagas en la vida,
...como sacerdote, pero también como casado, como laico..:
en primer lugar, no está tu trabajo, tu éxito o tu logro.
Así que no vivas tu propio trabajo,
como si lo hicieras todo tú solo.
Vive en la realidad,
así que date cuenta y experimenta que todo es un regalo,
todo lo que puedes y haces
te ha sido dado,
cada segundo de tu vida es un regalo
una gracia:
La iglesia no es tuya, y tú no eres un Mesías
ni son siempre nuestras maravillosas cualidades
las que determinan el éxito de nuestra misión;
y a veces tu oración y tu sufrimiento valen más a los ojos de Dios
que la mayor obra que hayas hecho.
Todo procede de los dones de Dios,
del Espíritu que se nos ha dado.
Una boda...
Queridos Juan Ignacio y Josué,
hoy celebramos una boda.
No, no estoy confundido
y no os preocupéis:
recibiréis la ordenación sacerdotal,
pero se trata también de un matrimonio espiritual.
De las religiosas solemos decir
que Jesús es su novio,
como signo de ello, muchas religiosas llevan un anillo.
Tú serás el novio,
tu novia será la Iglesia,
tu matrimonio es una alianza con el pueblo de Dios.
Las promesas que vais a hacer
son, por así decirlo, el "sí" de vuestro corazón
al don que vais a recibir.
Por la imposición de mis manos
y la oración de ordenación
el buen Dios os dará su Espíritu
y unirá vuestra vida futura
con la de la esposa de Jesucristo,
en una alianza eterna.
Como sacerdote ordenado
haréis presente sacramentalmente a
Cristo, cabeza y esposo de la Iglesia.
Eso no es algo para exaltarse,
a lo sumo algo para humillarse
porque ese Esposo
se ha hecho servidor de todos nosotros.
Portadores de Cristo
Todos nosotros, todos los creyentes
que hemos recibido el santo bautismo y la confirmación,
somos portadores de Cristo,
hacemos presente a Jesucristo;
Él vive en nosotros
y la vocación de todos nosotros es vivir
con y desde esa presencia de Dios en nosotros.
Por eso, que Cristo esté en nosotros es una gracia y una vocación:
has sido bautizado, has recibido confirmación,
has sido ordenado sacerdote,
Él vive en ti.
Responder a ello es tu vocación.
¿Puede la gente reconocer a Jesucristo en ti,
en lo que eres, en lo que dices y en lo que haces...?
Para un sacerdote, la pregunta concreta es:
¿Puede la gente, puede la comunidad
reconocer a Jesucristo en mí,
como el esposo que da su vida
por su esposa, la Iglesia?
¿Podrás lograrlo?
Dais toda vuestra vida
al servicio de Cristo y de su Iglesia.
Quizá os preguntéis:
¿Puedo lograrlo?
A veces la parece que a los demás les va mejor a que a nosotros;
pasamos por tentaciones y pruebas.
¿Podrás lograrlo?
La respuesta es: ¡No!
Tú no puedes,
Él puede, en ti.
Permanece en Él
porque todo es gracia.
Eucaristía
Cada Eucaristía que celebres
te recuerda:
Esto es mi cuerpo... Esta es mi sangre
entregada por ti;
te recuerda que te has dado tú mismo, entregado...
al mismo tiempo es su cuerpo y su sangre
que tú presentas y recibes,
la fuente que te fortalece y renueva en tu entrega.
¡Vive de la Eucaristía!
Para servir
El Concilio Vaticano II subrayó
que el sacerdocio es un servicio,
"sacerdotium ministeriale",
sois ordenados sacerdotes
para servir al pueblo de Dios
para proclamar la palabra de Dios,
celebrar los misterios de la salvación, los sacramentos,
y estar como un buen pastor
en medio del pueblo de Dios.
No se trata tanto
de un cargo o función lo que estáis asumiendo,
sino de una presencia sacramental.
Un ser y un regalo
Los niños a veces preguntan cuando voy a administrar la confirmación:
"¿Entonces, tu eres el jefe de la iglesia?".
La gente suele pensar en posiciones, en lo alto y lo bajo,
en poder y autoridad
Ser sacerdote no es eso.
Se trata de un ser
y ese ser está ahí para servir.
Que Dios os permita servir; es un regalo.
En avión
Cuando estás en un avión
recibes todo tipo de instrucciones antes de partir
sobre qué hacer en caso de emergencia.
Si viajas con un niño
primero tienes que ponerte
el chaleco salvavidas
antes de ponérselo al niño.
Lo mismo ocurre en la vida espiritual:
primero ponte tú mismo el chaleco salvavidas
Antes de ayudar a otro ,
tienes que ayudarte a ti mismo;
así que: cuídate tú espiritualmente primero,
porque nadie da lo que no tiene;
primero debes recibir para poder dar;
cuando te hayas alimentado espiritualmente,
podrás dar alimento espiritual a los demás.
El envío que vais a recibir
se basa en el don del Espíritu Santo
que ahora estás a punto de recibir.